miércoles, 30 de mayo de 2012

~Capítulo 7~La cuenta atrás.

17:30 de la tarde, casa de Lucía.
¡¿ Dónde estará mi vestido ?! Llevo horas buscándolo y no lo encuentro por ningún sitio. Es el que he elegido para esta noche ¡ y no sé ni donde está ! He revuelto todo el armario, bueno, decir el armario es poco, la habitación está hecha un desorden y no hay ni rastro de él.

- ¡ Mamaaaaaaaaaaaaaá ! ¿ Y el vestido para la fiesta ? ¿ Lo has metido tú en algún sitio ?
- Te he dicho mil veces que no grites tanto.
- Bueno perdona, pero es que me estoy poniendo nerviosa. Dime, ¿ lo has visto tú por ahí ?
- ¿ Cuál ? ¿ El negro y plateado ?
- ¡ Sí ! ¡ Ese mismo !
- Pues hija, lo llevé a la tintorería hace unos 3 días o así.
- ¡¿ Qué ?!
- Lo que has oído Lucía.
- ¡ Joder mamá ! Que es para esta noche... ¿ Ahora que hago yo ?
-Tranquilízate. No sé si estará ya limpio, si quieres puedes ir a ver...

Y sin dejarla terminar la frase cogió las llaves de casa y se marchó corriendo. ¡ No puedo creerlo ! ¿ Y si no estaba listo ? ¿ De dónde iba a sacar un vestido como ese ahora ? Corría lo más rápido posible por la calle, todos los que pasaban se la quedaban mirando, incluso unos chicos que estaban en el parque le dijeron algún que otro piropo malsonante. A ella le daba igual, pasaba de lo que dijesen.
Al fin llegó a la dicha tintorería, abrió la puerta y se encontró con un chico joven, que tendría más o menos la edad de ella. Tenía unos ojos azules preciosos, era muy guapo.

- Hola. ¿ No tendrá por casualidad listo un vestido de fiesta negro y plateado ?
- Depende para quién. Para una chica tan guapa como tú seguro que sí.

Vaya, encima me había tocado ligón. ¡ No tengo tiempo para coqueteos !

- Sí, para mí. Míralo por favor, que tengo mucha prisa.
- ¿ Prisa ? ¿ y adónde vas ?
- A una fiesta.
- ¿ Puedo acompañarte ?
- No gracias. Tengo suficiente compañía. ¿ Quieres mirarlo de una vez ?
- Bueno, si me lo pides así...

Le vi meterse en una habitación con unas cuántas lavadoras, a su lado, estaba una chica planchando con una máquina especial un vestido... espera... ese vestido... ¡ ese es el mío !
- Perdona, creo que el que busco es aquél que está planchando ella.
- Pues lo siento mucho, pero no puedes llevártelo, aún le queda para rato.
- Pero, ¡ yo lo necesito para esta noche !
- Ya lo has oído. A no ser que me des un beso... a lo mejor acelera el planchado...

Buf, este chaval me pone de los nervios. Necesito el vestido pero... ¡ No pienso darle un beso a éste !

- ¿ Puede o no estar listo ?
- ¿ Tú estás sorda ? Lo sabes perfectamente, si me das el beso te lo llevas.
- Eres estúpido. ¿ Haces ésto a todas las clientas o qué ? Desesperado.
- Jajajaja, sólo con las que creo que tengo oportunidad...
- ¡ Anda, déjate de idioteces ! ¡ Dámelo !
- Mira que eres cabezota eh. Ya te he dicho que no.

Y sin pensarlo demasiado, salté el mostrador y fui corriendo hacia la habitación de las lavadoras. Lo malo fue que me salió mal la jugada, el chico me atrapó. Me rodeó con los brazos y me atrajo hacia él. No podía moverme.

- ¿ Dónde crees que vas preciosa ?
- ¡ A por lo que es mío !
- Vaya, pues es una lástima que no lo puedas tener.

Me cogió por las piernas, y como si fuese un saco, me puso encima de su hombro. Yo empecé a forcejar, movía las piernas intentando darle pero no lo conseguía. ¿ Y la chica de la plancha ? ¿ No veía lo que pasaba ?

- Me temo que te vas a tener que ir sin él.
- ¡ Suéltame gilipollas !
- Creo que eso no va a ser posible.

Abrió la puerta de la lavandería y salió conmigo en volandas, yo seguía moviéndome todo lo posible, pero él era demasiado fuerte. Hasta que al fin me bajó.

- No has querido besarme, pues te quedas sin él. Ese era el trato.

Lo que más me molestaba de todo, es que él se lo tomaba a broma, no sabía lo importante que era para mí aquel vestido. ¡ Y esa estúpida sonrisa ! Le hacía aún más guapo... ¡ pero qué digo ! ¡ Lucía no te engañes, ese tipo es un sinvergüenza !

- Que sepas que no volveré nunca aquí. Ya puedes decirle a tu jefe que has perdido una buena clienta.
- ¿ Por qué no se lo dices tú misma ? Lo tienes delante tuya.
- Ja, ja, ja... ¡ y voy yo y me lo creo !
- Haz lo que quieras.
- Maldito idiota. ¡ Ahora tendré que buscar otro vestido !
- Te lo has buscado tú solita.

Me giré deprisa y me fui lo más rápido posible. No tenía mucho tiempo, tendría que pedirle a mi hermano Héctor que me llevase en coche a casa de Lore, si no, no iba a llegar.

- ¿ Nos volveremos a ver algún día preciosa ?
- ¡ En tu vida ! Y lo acompañé alzando el dedo corazón de mi mano derecha.
- ¡ Yo también te quiero !

¡ Arrgh ! Será imbécil. ¡ Por su culpa me había quedado sin vestido ! Corrí todo lo rápido que mis piernas me lo permitían, para llegar a casa pronto. Cuando por fin estaba en el portal, abrí la puerta y subí las escaleras corriendo.
Mi madre, al verme con las manos vacías, soltó un suspiro de resignación y me dijo.


- No está listo.
- ¡ Puf ! ¡ Que va !
- ¿ Y qué vas a hacer ?
- Pues ir con Lorena, para que me deje ella un vestido de fiesta.
- Lucía, dile a tu hermano que te lleve, que no te va a dar tiempo.
- Eso es lo que tenía pensado mamá, otra cosa es que me quiera llevar.

Fui hacia su cuarto y llamé a la puerta. Como no me abría volví a llamar, pero esta vez con más fuerza. Y nada, seguía sin abrir. Esta vez grité.

- ¡ Héeeeeeeeeeeeeeeeeeector ! ¡ Ábreme !

Se oyó un " Que pesada eres joder " y me abrió por fin.

- ¿ Qué quieres enana ?
- Necesito que me lleves a casa de Lorena, urgentemente.
- Pues ya sabes donde está la parada de autobús.
- No Héctor, por favor, no voy a llegar a tiempo.
- Que me da igual donde quieras ir. No me apetece coger el coche ahora.
- Hermano... ¡ Te lo pido, te lo ruego ! ¿ Qué quieres que me ponga de rodillas ?
- No estaría mal.
- ¡ Vamos hombre ! ¡ Si te encanta conducir el Mini !
- Jajajaja, ¿ y esa es una buena escusa para que te lleve ?
- ¿ Sí ?
- Anda, porque hoy estoy de buena gana. Vámonos.
- ¡ Gracias hermanito !

Me colgué de su cuello y le dí un gran beso en la mejilla como agradecimiento. El apartó la cara enseguida, pero seguro que echaba de menos los besos de su hermana pequeña.

- Ya no somos dos enanos, no tienes porque hacer eso.
- Pero aunque seamos más mayores, siempre serás mi hermano. Y sé que aunque lo niegues me sigues queriendo mucho.
- Bueno, tampoco te emociones.


Nos despedimos de mamá y salimos de casa. Fui llamando al ascensor mientras Héctor cerraba la puerta.
Bajamos al garaje y abrió el Mini rojo con el mando a distancia. A mí no me gustaba mucho, pero era el que él había elegido... Montamos los dos y salimos rumbo Callao.

                                                           --------------

- ¡ Siguiente !
- Hola, yo quiero un McMenú, con patatas fritas, Coca-cola y McRoyal Deluxe.
- ¿ Para comer aquí o para llevar ?
- Para aquí por favor.
- Vale, son 5,60 euros.

Su turno iba a terminar dentro de 10 min, se iría a casa y se ducharía para llegar a tiempo a la fiesta. Aunque estaba agotada, no lo podía negar, pero tenía que aprender a compaginar el trabajo, el estudio y las salidas. Además Lorena, no había dicho a ninguna de sus amigas que trabajaba allí, la daba vergüenza confesar a la demás que en su casa, no iban muy bien económicamente, y ella tenía que ponerse a trabajar.

- El siguiente, por favor.
- Para mí un helado de 1 euro, de esos que tenéis.
- Pues ya sabe usted lo que me debe.
- Jajaja, vaya, deberíais poner un nombre a este postre. Así queda muy estúpido.

Miré a aquel chico que me había dicho aquel comentario. Tenía el pelo cortado a lo tazón, como lo llevaba antes Justin Bieber. No era muy resultón, pero parecía majo.

- Ponlo en el buzón de sugerencias, si tanto sufres con su nombre.
- Lo tendré en cuenta no lo dudes... Lorena.

Un momento, ¿ me había llamado Lorena ? Vaya, ahora resulta que este chico sabe mi nombre.

- ¿ Te conozco de algo ?
- No, si preguntas por lo del nombre, lo he visto en la tarjetita que llevas en la camisa, esa que tienen todos los de aquí. Pero al parecer, se os olvida que la lleváis.

Claro, la tarjeta. ¡ Qué estúpida había sido !

- Bueno, aquí tienes tu helado.
- Gracias morena.

El chico se fue con él a sentarse en unos sillones del sitio. Vaya un personaje...
Sonó la alarma de su reloj indicando que su horario había terminado, se quitó la gorra con el logo de Mc Donald´s y la dejó con las demás.
Se despidió de sus compañeros de trabajo y salió de allí, deseando llegar lo más pronto posible a casa.

                                                              --------------

- ¿ Y el lápiz de ojos ?
- Y yo que sé.
- ¡ Pero si estaba ahí hace un momento !
- Lo habrá cogido la " Pitufa "
- ¡ Pitufaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa !
- ¡¿ Qué ?!
- ¿ Dónde has dejado el lápiz para hacerme la raya ?
- Espera, ahora te lo dejo, que estoy yo usándolo.
- Pues date prisa nena.

Había un gran alboroto en la casa de Vanessa, las 3 estaban arreglándose para esta noche juntas, y allí lo único que se escuchaba eran risas alborotadas y gritos de alegría.

<< Toc, toc >>

- ¡ Pasa mamá !
- No soy mamá tonta, soy Nico.
- Entra pequeñajo.

El hermano pequeño abrió la puerta con cautela, no sabía lo que se iba a encontrar ahí dentro, ¡ Lo único que se oía era ruido ! y eso le ponía nervioso.

- Ha dicho mamá que bajéis el volumen. Que habláis muy alto.
- Eso no es nada nuevo.
- Pues eso, que cerréis la boca, brujas.

Rocío, Vanessa y Blanca se miraron por un instante y se echaron a reír. ¡ Vaya con el enano ! se merecía un escarmiento por llamarlas así. Se acercaron a él poco a poco, intentando contener la risa al ver la cara asustada del pequeño.

- Qué... qué... ¿ qué me vais a hacer ?
- Algo, para que dejes de llamarnos " brujas " como tú dices.

Se abalanzaron encima de él y empezaron a hacerle cosquillas, ellas, que conocían ya al pequeño, sabían que lo que más le molestaba era eso.

- Jajajajaja, ¡ ay ! parad, parad, par... Jajajaja.
- Te lo mereces.
- Dí que nunca volverás a llamarnos así.
- Jajajajaja, ¡ Vale, vale !
- Dilo.
- Nunca volveré a llamaros bru... Jajajaja.
- ¿ Bru qué ?
- ¡ Brujas, brujas !
- Vale, dejadle chicas.

Liberaron a Nicolás que enseguida se fue corriendo de allí, aún sofocado por el mal rato que le habían hecho pasar las jóvenes.

- ¡ Me las pagaréis !
- Aquí te esperaremos, Petit Nicolas.

Y así cerró la puerta de un golpe. Las chicas que también estaban sofocadas de tanto forcejear con él decidieron darse prisa, porque ya eran las 21:00 y habían quedado todas a las 22:00 en la puerta de la discoteca de Gran Vía.

lunes, 28 de mayo de 2012

~Capítulo 6~El día antes de la fiesta.

22:00 de la noche, casa de Blanca.
¡ Maldita sea ! de tanto borrar en el folio se le había arrugado totalmente, ya no le servía. Hizo una bola con él y lo tiró a la papelera junto a los otras 8 bolas que ya sobresalían de ella. Aquel retrato se le estaba resistiendo, y eso que a ella se le daba genial dibujar.
Volvió a la carga de nuevo con otro folio, con trazos suaves, perfectos, de momento iba bien, la música de los Beatles estaba haciendo su efecto relajante.

Love, love, love
There's nothing you can do that can't be done
Nothing you can sing that can't be sung
Nothing you can say but you can learn how to play the game.

De repente oyó el leve sonidito del Whatsapp, bien, justo cuando estaba en plena concentración. Dejó el lápiz encima de la mesa y cogió la BB.

¿ Qué tal vas Blanca ? Yo sigo aún con el retrato para el Lunes que se me resiste. Estoy impaciente por la fiesta de mañana, nos vamos a divertir de lo lindo ¿ eh ? Un beso.

Le empezó a palpitar el corazón muy deprisa y esbozó una gran sonrisa. Ay. Marcos. Mi querido Marcos. Cuantísimo le gustaba su compañero de clase de dibujo. Y mañana sería el gran día, todas sus amigas y los que quisieran iban a ir a esa gran fiesta de la discoteca. Cuando lo comentó en su clase de arte, él fue el primero que dijo que iría con nosotras. Y así aprovecharía a decirle que le gustaba, porque ella estaba segura que a él también.

Pues aquí estoy yo también con el dibujito, ¡ todos tenemos ganas de ir ! Party Hard baby. Nos vemos mañana allí dibujante.
Satisfecha, dejó el móvil en la cama y volvió con su querido retrato. Ahora estaba más animada y dibujaba sin parar. No quería dejarlo sin hacer porque mañana no tendría fuerzas para acabarlo.
Tenía ganas, ganas de mañana por la noche. Aunque ella no supiera que a partir de mañana, su vida sería diferente.


                                                     --------------

- Venga, sólo 2 ejercicios más y acabamos por hoy.
- Enserio, estoy harta de las Matemáticas Vanessa.
- Pero ya sabes que si no las estudias será peor. ¿ Y queremos eso Rocío ?
- No, no, no. ¡ Pero estudiar para selectividad me está agotando !
- Exagerada.
- ¡ A ti porque se te da genial estudiar ! En cambio a mí...
- No digas bobadas. Vamos a hacer el 21 de esta página.

Rocío estaba deseando acabar con aquello de una vez, además ya eran las 10 de la noche, pero su amiga estaba tan empeñada en que repasasen que no quería decirla nada.

A ver, el ejercicio 21... puf, otra vez de derivadas.

Continuaba mirando al libro pero su mente estaba en otro sitio, estaba pensando en él, mañana le volvería a ver, pero iría con ella, todos los días se prometía olvidarle pero era imposible. No había confesado lo que sentía a ninguna del grupo, ¡ cómo lo iba a hacer ! De reojo vio a Vanessa a la cual se la veía muy concentrada, ojalá tuviese ella la mente de su amiga, así aprobar el examen estaría chupado.

- ¿ Lo has acabado ya ? Venga, que no es tan difícil.

Ah si, el ejercicio. Bueno ya me pongo. Al final tiene razón ella. No es tan difícil como pensaba.

- Vale ya está. Mira a ver si está bien.
- La respuesta del apartado A...

Pero el Whatsapp de ambas le interrumpió, se quedaron calladas hasta que Rocío dijo que lo miraran. Era de Lucía y se lo había enviado a todas.

No os vais a creer lo que me ha pasado chicas, ya os lo cuento a todas mañana que sé que estaréis estudiando. Os quiero.
- ¿ Y para qué nos lo envía si no nos cuenta nada hasta mañana ?
- Ya sabes como es, la encanta dejarnos con la duda...
- Bueno, no insistas más, creo que ya está bien por esta noche.
- ¡ Al fin ! ¿ Vamos a ver quien hay en Tuenti ?
- Vale venga.

Cerraron los libros y los guardaron en sus respectivas mochilas. Se levantaron y fueron a la habitación de Vanessa. Mientras Rocío encendía el ordenador, ella se tiró encima de la cama, extendiendo exageradamente las piernas y los brazos.

- Vaya, al parecer no era la única que estaba cansada de las Matemáticas.
- Uf sí, estoy que no puedo más, esta rutina me tiene derrotada.
- Pues relájate, ¿ quieres que ponga música ?
- Como tú quieras.

Abrió el Google Chrome y fue a YouTube, << http://www.youtube.com/watch?v=NAc83CF8Ejk >> empezó a sonar Someone Like You de Adele pero en Cover. Vanessa contenta con la elección de su amiga, cerró los ojos y recordó todas esas veces que había tocado esa canción en su piano.

Su amiga se conectó al Tuenti, y vio que Lorena lo acababa de hacer.

- ¿ Cómo estáis pequeñas ?
- Acabamos de terminar con las derivadas, tendrías que haber venido a casa a estudiar con nosotras.
- Pero sabes que no me daba tiempo, que tenía que estar en casa para cuidar de mi hermana Marta.
- Ya, bueno, aunque podrías haberla traído aquí que se entretenía con Nicolás y con Carlos, no creo que a Vane le importase que viniese con sus hermanos. Además tienen los tres la misma edad.
- Son 3 enanos de 6 añitos. Pues para otra vez se lo digo a mi madre.
- ¿ Has visto el WA de Lucía ?
- Sí, pero vamos, no creo que sea nada grave, ella siempre exagera todo.

Y así siguieron hablando hasta las 23:30 cuando Lorena dijo que tenía que irse porque Marta se había despertado por una pesadilla.

Rocío decidió también cerrarlo y volvió su mirada a Vane, se había quedado dormida. Bueno, no la quería despertar a si que escribió una nota poniendo que se iba ya para casa, se la dejó encima de la cama y bajó lentamente las escaleras de la casa, para no hacer ruido.

Cogió el bolso del sofá y salió a la calle, en aquella calurosa noche de principios de Junio.


                                                         -------------

Quien iba a imaginar que sus padres habían adoptado a una niña. Él todavía estaba dándole vueltas al asunto, pero menos mal que la había conocido mejor, y era muy buena.

Esa misma tarde, hace unas horas.

- Por favor, quédate un rato más Raúl. Papá y mamá me han hablado mucho de ti.

Sonaba extraño oír que una niña a la que no conoces llame así a tus padres, pero bueno, me tendría que ir acostumbrando. Me relajé y acepté sentarme de nuevo. La niña tenía una cara muy simpática y me miraba fijamente.

- A si que, tú eres Elena ¿ no ?

- ¡ Anda, si sabes mi nombre y todo !
- Me acabo de enterar.

Mis padres nos miraban con ternura, hacía tiempo que no les veía así de contentos, aunque yo seguía un poco enfadado pensé que lo mejor sería estar de buena gana.

- Hijo, Elena viene del Orfanato " Las 4 Fuentes " de aquí de Madrid.
- Ella nos ha contado que allí lo pasaba muy mal, porque estaban todo el rato peleando por las cosas y no convivían bien.
- Por eso, cuando la vimos, dijimos ¿ y por qué no ? tú te habías ido de casa, y nos sentíamos un poco solos, y yo ya soy muy mayor para quedarme embarazada. Decidimos adoptarla.

Bueno, la historia no era muy disparatada, incluso ahora me daba pena mi nueva " hermana ". Debe haberlo pasado realmente mal allí.

- Pero ahora tiene una nueva familia que la quiere. - Dije, mirando a la niña.

- ¿ Entonces, no está enfadado hijo ?
- No mamá, está todo bien.

Me acerqué a Elena y la dí un beso en la mejilla, ella me miró con sorpresa y hasta incluso se ruborizó. Luego se levantó ella también y me dio otro más fuerte a mí. La hice un gesto de que se sentase entre mis piernas y acudió enseguida.

- Bueno, ahora os voy a contar yo los detalles de mi viaje a Nueva York. No os preocupéis que traeré regalos para todos.

Y así acabamos todos entre risas, hasta que llegó la hora de despedirme.

Pues sí, había sido una gran tarde. Incluso me había gustado. Elena va a resultar una gran compañía para mis padres. Me empezaba a doler la espalda de estar aquí tirado en el sofá. Miré el reloj, las 00:00, aunque no era muy tarde estaba cansado a si que fui a mi habitación y me puse el pijama. Y así sin ganas me dejé caer en la cama.

lunes, 7 de mayo de 2012

~Capítulo 5~Un gran cambio.

Dos besos a mi madre y un abrazo. Un enérgico apretón de manos a mi padre.
En la mesa, ya estaba preparada la merienda, compuesta por el té y las galletas, como yo intuí. Siempre ponía lo mismo cuando iba de visita a casa.
Les miré detenidamente unos segundos. Mi madre estaba súper alegre como siempre, se había arreglado como de costumbre e incluso parecía más jóven.
En cambio mi padre tenía un rostro más bien serio, se le notaba un poco nervioso porque no dejaba de frotarse las manos, yo diría que algo le agobiaba, a si que como buen hijo me interesé por él.

- ¿ Qué tal estáis los dos ?
- Estamos bien Raúl. Estás hecho un hombre, te veo muy mayor. - Dijo mi madre.
- Es que el tiempo pasa mamá.
- Tienes que contarnos con todo detalle lo de Nueva York. ¿ Nos sentamos ?

Ocupamos 3 sillas del comedor, me di cuenta entonces que había una más. ¿ Desde cuándo tenemos 4 sillas ? Eso era nuevo. Mi madre siempre me decía que sólo sacábamos las sillas necesarias para ganar espacio. Decidí pasarlo por alto.
Me serví el té y cogí dos galletas del paquete, las probé, seguían tan buenas como siempre.

- Mamá, están riquísimas. Siempre te salen de rechupete. 
- Gracias hijo, aunque esta vez, tu padre me ha ayudado a hacer la masa.
- No digas bobadas Andrea, que el mérito es tuyo.
- ¿ Andrea ? Vaya, hacía tiempo que no me llamabas por mi nombre de pila, I-v-á-n.
- Jajaja. ¿ Estás hoy picona conmigo no ?- Exclamó divertido mi padre.
- El primero que me has picado eres tú, perdona.

Vale, ahora estaba realmente preocupado. Mis padres se estaban comportando como dos quinceañeros enamorados delante mía. ¿ Qué les pasaba ? Nunca estaban así, ni mucho menos. Me estaba asustando de verdad.

- ¿ Hola ? Que sigo aquí eh.
- Perdona hijo, es que, estamos algo nerviosos, tenemos que decirte algo muy importante, y no sabemos cómo.

Mi madre cambió totalmente de expresión, y puso una cara más seria.
Tenía razón, algo escondían. Tragué saliva y esperé la respuesta.

- Raúl, hemos adoptado a una niña.
- Se llama Elena, tiene 7 años y está deseando conocer a su " hermano mayor ".

La noticia me dejó totalmente anonadado. No sabía como reaccionar, ¡ habían adoptado a una niña sin ni siquiera decírmelo antes ! me quedé paralizado, tanto que mi padre me miró con cara de preocupación.

- Hijo, ¿ estás bien ?
- ¿ Qué si estoy bien ? ¿ Tú que crees ? ¿ Por qué no me habíais contando nada ? ¡ Soy vuestro hijo, tengo derecho a saber si voy a tener una nueva " hermana " !
Estaba realmente alterado, y mi tono de voz era bastante elevado.

- ¿ A qué esperabais a decírmelo ? 
- Bueno, pensamos que decírtelo antes de adoptarla sería una mala idea. No sabíamos como ibas a reaccionar y a lo mejor te enfadas con nosotros.
Me iba a tirar de los pelos, ¿ qué me iba a enfadar con ellos ? yo ya era bastante maduro como para ponerme celoso de una nueva " hermana ", es más, estaba encantado con la idea, pero mi madre me trataba como a un niño de 10 años y eso me desesperaba.

- ¡ No soy un niño pequeño, y me tratáis como tal !
- Tranquilízate cariño, te lo pensábamos decir hoy, cuando vieneses a pasar la tarde.
No aguantaba más, me levanté de la mesa bruscamente y fui a recoger mis cosas para marcharme de allí.
Recorrí el pasillo casi corriendo, abrí el armario con un golpe muy fuerte, cogí con rabia mi chaqueta y mi bandolera.
Pero, justo antes de que pudiese abrir la puerta para irme, alguien me detuvo. Me había cogido de la mano y no me quería soltar. Me dí la vuelta y observé a una preciosa niña que entre sollozos me dijo :


- No te marches por favor, he estado esperando mucho para conocerte y al fin has venido.


                                                       --------------

La espera se me hacía eterna, aunque lo peor ya había pasado, ya nos llegábamos a la mitad de la fila. Se me hacía más ameno teniendo a Rodrigo haciéndome reír.

- ¿ Y qué le vas a decir cuándo llegues ?
- Pues que no tengo el libro, pero que quiero que me dé un autógrafo.
- Amor, no tenemos ni papel ni bolígrafo.
- ¡ Ostras ! Es verdad. Voy a ver si en Atención al Cliente o así consigo alguno.
- No, tú no te muevas de aquí, que ya voy yo.
- Vale, te espero.

Nos dimos un beso rápido y se fue por las escaleras mecánicas. Yo me quedé allí, nerviosa, mira que no enterarme de que firmaba hoy aquí, ¿ cómo se me había podido olvidar ? tanto examen, tanta rutina, tenía la cabeza en otra parte.

Ya llevaba 15 minutos esperando y Rodrigo no venía, y ya sólo tenía a 6 delante mía. No sabía si darle un toque al móvil para que viniese o esperarle. Entre tanto no pude pensar la respuesta porque de repente me empujaron hacia delante, de tal forma que casi no beso el suelo. Miré para ver quién había sido, y me crucé con la mirada de una chica rubia con los ojos color miel, que se reía con sorna en mis narices.

- Ve con un poco más de cuidado ¿ no ?
- La que tendrías que ir con más cuidado eres tú bonita, que te pones en medio.
- ¿ Perdona ? Pero creo que has sido tú la que me ha empujado, si no recuerdo mal.
- Si no me dejabas pasar, que quieres que hiciese. Además tengo bastante prisa.
- Pues, podrías ir como una persona normal, y por lo menos pedirme perdón.
- Ese no es mi estilo guapa.
- ¿ Pero tú de que vas ? ¡ Si ni siquiera te conozco como para que me hables así !
- Que sí, que sí lo que tú digas. No te alteres y ábreme paso anda.

Me dio un golpe con la mano en el hombro haciendo un gesto para que me apartarse, y eso si que me enfadó de verdad.

Empezaba a perder los nervios, desde luego, modales no tenía, me daban ganas de gritarla cuatro cosas. Mantén la calma, mantén la calma, ante todo hay que ser civilizada en la vida. Conté hasta 10 como Blanca me había enseñado para tranquilizarme. Habíamos armado tanto jaleo que todos los de la fila nos estaban mirando, espectantes, para ver como acabaría la discusión. 

- Te dejaré pasar, si te disculpas, por haber sido tan borde conmigo.
- ¡ No tengo tiempo para idioteces como ésta ! A si que ya te vas apartando.
- He dicho que no, ya sabes lo que tienes que hacer para pasar.

Y entonces no me dio tiempo a reaccionar, su mano fue directa hacia mi mejilla y me dio tal golpe que me hizo tambalearme. Notaba como me ardía de dolor la parte derecha de la cara y como acto reflejo me toqué en la zona golpeada. Sin más reparos y llena de rabia la cogí de su cabello rubio y tiré con todas mis fuerzas. Las dos soltamos un potente grito, y a continuación se tiró hacia mí y me empezó a ahogarme, estaba fuera de control, y tenía tanta fuerza que yo no podía moverme. Esto hizo que los demás corrieran a separarnos.

Me cogieron por detrás, sujetándome y alguien me sacó de aquel círculo de combate. Empecé a llorar sin poder controlarme y volví a mirar hacia mi agresora, sus ojos miel se habían convertido en los de una fiera con ganas de rematar a su presa. La sujetaban entre 2 personas y no paraba de forcejear.

En este instante deseaba que Rodrigo apareciese de una maldita vez, le necesitaba aquí a mi lado.

- Cálmate, ya no te va a hacer más daño. ¿ Te encuentras bien ?

No puede ser, la persona que me había sacado de la pelea era el mismísimo Francisco de Paula, que había estado sentado a mi lado. Yo no me había dado cuenta hasta ahora. El pobre, al ver el alboroto que se había formado iría a ver que pasaba.

- Sí, ya estoy mejor gracias. Siento haber arruinado tu sesión de firmas.
- No importa, ahora se pondrá en marcha otra vez. Lo importante es que no ha pasado nada grave. Ven, te pondré hielo en la cara para que baje la inflamación.

Nos levantamos y me llevó hasta una zona donde tenían un pequeño botiquín y unos hielos.
Los envolvió en unos bolsita y me los puso en la zona de la herida.

- Esto calma bastante ¿ verdad ?
- Es un gran alivio sí. De verdad, estoy muy agradecida contigo.
- Es lo que cualquiera hubiese hecho.
- Bueno, tengo que encontrar a mi novio que ahora mismo no tengo ni idea de dónde ha ido a parar a por el bolígrafo para tu firma.
- ¡ Eh ! No te preocupes por eso.

Sacó un folio blanco de su carpeta y cogió un bolígrafo de su mesa. Escribió hasta dejar el folio entero relleno y me lo entregó.

- Toma, aquí tienes, pero una cosa te pido, no lo leas hasta que no llegues a casa, allí reflexionarás mejor sobre lo que pongo.

Le miré como diciendo " ¿ No es sólo una dedicatoria lo que me has escrito ? ¿ Qué tiene de especial para que tenga que reflexionar sobre ella ? "
Al final me decidí y le cogí el folio dándoles las gracias. Nos despedimos y me encontré de frente a Rodrigo, que acababa de llegar.

- Pero, pero, pero ¡ qué ha pasado ! ¡ tienes la cara rojísima ! ¿¡ Te ha pegado alguien ?!

No pude más a si que me lancé a sus brazos para que me consolara. Las lágrimas me saltaron otra vez, no sé si por el tremendo dolor o por el mal momento que me había hecho pasar esta chica. Él no hacía más que preguntarme, pero yo le dije que luego se lo contaría, que se limitara a abrazarme.

Así estuvimos durante 5 minutos, yo tenía los ojos cerrados, y aunque todos nos estaban mirando a mí me daba igual. Me sentía realmente bien a su lado.
Nos separamos y le dije que fuésemos afuera para que le contase todo con más calma. Me cogió de la mano y me guió hasta un banco de la calle. Allí empecé a contarle lo que pasó. No deseaba volver a ver a esa chica jamás. Nunca.

Lo que yo no sabía, es que algo nos uniría dentro de un tiempo.

martes, 17 de abril de 2012

~Capítulo 4~ Hormonas revolucionadas.

Puerta del Sol, 18:00 de la tarde.
Me estaba sabiendo a gloria. Menos mal que tenía la servilleta que nos habían dado, porque se estaba derritiendo por todos lados. Que buena combinación el chocolate con la Stracciatella. Y más aún con el calor que hacía. 
Habíamos comprado 2 helados en Palazzo la heladería tan famosa de la Puerta del Sol, que además era nuestra favorita. Y los estábamos disfrutando como dos niños pequeños.
Rodrigo y yo compartíamos nuestra pasión por los helados. Nos gustaban de todo tipo y siempre que podíamos probábamos los sabores más raros.
Era una de las pocas cosas en las que coincidíamos, porque solíamos tener gustos diferentes.

- ¿ Qué tal hoy en el trabajo ?
- Bueno, me han tocado unos cuántos guiris por la mañana. Y luego por la tarde estaba casi vacío, por eso me he escapado un rato antes. ¿ Y los exámenes como van ?
- Pues me toca a 2 por día, y estamos todos muy estresados, los profes creen que somos máquinas de estudiar ¿ sabes ?
- Sin agobios, que yo también he pasado por eso y he sobrevivido. Pequeña.
- Bueno, bueno. Que sólo nos llevamos 2 años, y tú me llamas pequeña.
- Suficientes para que se note.
- Que bobo eres, pues que sepas que somos igual de maduros.
- Sí, sí, lo que tú digas. 

Y la da un cariñoso beso con sabor a chocolate. Esos momentos eran los que me encantaban. Él y yo. Nuestras tonterías juntos, nuestros piques. No sería nada sin ellos.

- Oye, y qué es de tus amigas. Eran Blanca, Rocío, Vanessa y Lorena ¿ verdad ?
- Como te acuerdas de bien ¿ no ?, pues hace tiempo que no nos divertimos de verdad. Vamos a las casas de cada una para estudiar, pero salir, lo que se dice ir de fiesta no. Estamos todas igual.
- Ya verás que esto es sólo una temporada, luego cuando acabéis estaréis libres y tendréis tiempo para todo.
- Eso espero, porque estoy realmente aburrida con tanto examen.
- Cambiando de tema, ¿ quieres que vayamos al Corte Inglés para ver que hay ?
- Venga, vámonos. Ayúdame a levantarme.
Me cogió de las dos manos, y de un pequeño tirón ya estaba de pie.
Subimos por la calle Preciados, avanzando con dificultad, porque aquel Viernes aquello estaba colapsado. 
Entramos al centro comercial y fuimos directos a la sección de cámaras e instrumentos musicales, porque al igual que Vanessa, Rodrigo sentía una gran pasión por la música, pero él tocaba la guitarra.
En cambio yo tenía una gran atracción hacia la fotografía, curiosamente, no sabía el por qué, pero desde siempre me había gustado. Aunque no la practicaba ni mucho menos. Primero porque no tenía tanto dinero para una buena réflex, y segundo porque en estos momentos ni tenía tiempo para nada, a si que la cámara debía esperar.


- ¡ Lucía, ven corriendo !
- ¿ Qué pasa cariño ?
- Corre, corre, tenemos que bajar. Tu escritor preferido de libros. ¡ Hoy firma aquí !
- ¿ Cómo ? ¿ Qué dices ? ¿ Enserio ?
- Déjate de preguntas cielo. Vamos por las escaleras.


Increíble, justo hoy le tocaba firmar, que suerte la mía. Pero, no había traído el libro ni nada. Independientemente yo quería conocerle, a si que bajamos corriendo con la ilusión de poder ver de cerca a mi querido Francisco de Paula.


                                                          --------------
Mientras, en un taxi de la ciudad.
- ¿ Ves ? Te dije que tenías mucho potencial.
- Ya, pero ni yo mismo me lo imaginaba.
- Bueno, parece que la suerte está de tu parte, aunque claro si no fuese por el talento no harías nada.
- María, me sacas los colores. Por cierto, ¿ qué tal te fue con lo de las modelos ?
- Jo Raúl, gracias a tus fotografías me cogieron. Dijeron que salía muy favorecida, y podría llegar muy alto, a si que me dieron la bienvenida al mundo de la moda.
- ¡ Me alegro tantísimo ! Aunque claro, el cuerpo lo tienes tú, la fotografía es lo de menos.
- Vaya con Raúl, ahora hasta me dice piropos y todo.
- ¿ Ya tenemos confianza no ? Jajaja.
- Por supuesto. Oye, ¿ cuándo te vas a Nueva York ?
- Dentro de una semana o así, ¿ por qué lo dices ?
- Podríamos... vernos... antes de que te fueses...
- Sería perfecto, yo tengo muchas ganas de quedar contigo.
- Bien, te llamo yo para decirte el día, para ver si te viene bien.
- Vale María, venga te tengo que dejar. Un beso enorme.
- Adiós Raúl, otro grandote para ti.

Pulsé el botón rojo y me quedé embobado mirando la pantalla. ¿ Le gustaría yo también a María ?, yo no soy muy bueno para esto de las indirectas ni para notar si le gusto a alguien. Tenía una oportunidad con ella, pero... espera... ¡ Nunca la había preguntado si tenía novio ! Mierda, gran error por mi parte.

Surgió entonces en mi mente la posibilidad de que ella estuviese en una relación, no sería de extrañar, tenía una gran personalidad y era guapísima.
Me había desilusionado un poco, ¿ y si estaba enamorada de otro ?, tenía que habérselo preguntado antes, antes de enamorarme de ella. Ahora ya era tarde.
No todo estaba perdido, tenía que confiar en mí mismo y conquistarla. Sí, eso era lo que iba a hacer.
El que la sigue la consigue.
Aunque parezca mentira yo también tengo mi lado seductor, pero pocas veces salía a relucir. Y esa era una de las veces en las que lo necesitaba.

- Ya hemos llegado. Son 12 euros, porfavor.

Que corto se me había hecho el trayecto, pero al fin había llegado a donde quería. La casa de mis padres, tenía que contarles que me iba muy bien siendo fotógrafo y además quería saber su opinión acerca de lo del New York Times. Hacía unos meses que no nos veíamos, y yo les echaba de menos.
Me ayudaron mucho cuando elegí independizarme a los 20 años, fue difícil, porque yo quería seguir viviendo en el centro y el alquiler de piso estaba muy caro. Aun así buscamos y buscamos, hasta que lo encontramos de unos 90 metros cuadrados, en Gran Vía, con un precio de alquiler bastante bueno, perfecto para mí.

- Aquí tiene. Hasta luego, buenos días.

Me bajé del taxi y fui subiendo la calle, me paré en el portal de mis padres y llamé al timbre. Seguro que como siempre tomaríamos el té preferido de mi madre, acompañado de aquellas galletas de mantequilla caseras, las que a mí me volvían loco de pequeño.

- Ábreme mamá, soy yo Raúl.
- ¡ Hijo ! Te estábamos esperando, sube.

Sonó el zumbido característico de cuando abren la puerta. Empujé hacia adentro y entré. Me esperaba una tarde de preguntas y aburridas conversaciones. Bueno, tendría que soportarlo, al fin y al cabo eran mis padres, vivíamos en el mismo Madrid y nos veíamos de mes en mes. Además, nada sería distinto, todo estaría igual que siempre.

O al menos eso era lo que yo pensaba.

miércoles, 11 de abril de 2012

~Capítulo 3~La buena noticia.

Cerré la puerta de casa y dejé las llaves encima de la mesa.
Tiré la mochila encima de la cama y fui directa a la cocina, aquella tarde tenía bastante hambre.
Encima de la mesa había una nota :
<< Hija, tienes las lentejas y el filete en el frigorífico. Volveremos más tarde que otros días. Te quiero. Mamá. >>
Bien, tenía la casa para mí sola. Lo primero es lo primero, saqué la comida y la puse a calentar. 2 minutos serían suficientes.
Mientras me senté en el sofá, estaba muy agotada, no había tenido tiempo de descansar.
Por la mañana iba al instituto y por la tarde y noche estudiaba sin parar. Y es que era la época de los exámenes finales y había que prepararse bien para selectividad.
Sonó el << ¡ Tin ! >> del microondas.
Me levanté y comí todo. Cuando tienes hambre todo te sabe más rico. Puse los platos en el lavavajillas y volví otra vez a mi sitio del sofá. Una cabezadita me iba a venir de perlas. Cerré los ojos y...
¡ Riiiing, Riiiing, Riiiing !
Maldita sea, fuera quien fuese el que llamaba era el más inoportuno del mundo. Pero pensé entonces, ¡ Rodrigo ! Claro, seguro que era él. No habíamos podido hablar porque yo necesitaba estar concentrada.Corrí como una loca a coger el teléfono.
- ¿ Diga ?
- ¿ Como va mi princesa ? ¿ Tiene un ratito para ver a su príncipe ?
- ¡ Amor ! Buuuf, no veas lo cansada que estoy. Pero para ti siempre tengo tiempo.
- Hombre, si necesitas descansar, te dejo cielo. Que no quiero que tengas mala cara cuando nos veamos.
- No no y no. Yo quiero verte Rodrigo. 4 días sin ti... te echo de menos.
- Bueno, yo voy acabo la ruta de las 5 y quedamos ¿ vale ?


Y es que Rodrigo, trabajaba como guía turístico de Madrid. Una profesión que a mi me parecía muy entretenida. A sus 20 años conocía todas las historias para impresionar a los turistas por las calles de la capital.

- De acuerdo, esperaré impaciente. Te quiero.
- Yo te quiero más, princesa.

Cuelgan a la vez. ¿ Cuánto quedaría para las seis ?... Aún mucho, eran las tres.

Sí, Rodrigo era estupendo, lo que más me gustaba de él era su carácter. Siempre amable, simpático, graciosillo. Pocas veces perdía la calma. En cuanto a físico destacaba su considerable altura de 1,85, su precioso pelo rubio, aunque con los años se le había oscurecido, sus hipnotizantes ojos castaños, y sus abdominales perfectos.
Aún recuerdo cuando nos cruzamos por primera vez.

Le conocí en el Santa Clara, cuando él tenía 18 y yo era una pipiola de 16. Los libros se me cayeron, y él hecho todo un caballero, me los recogió. Sí, como en las películas.
A partir de ese momento me enamoré de él. Amor a primera vista.
Vivimos muchas experiencias juntos, divirtiéndonos, pero nunca nos confesamos el amor que sentíamos el uno por el otro.

Hasta que llegó el día, él se iba del instituto para trabajar, y yo me quedaba a cursar el penúltimo curso del instituto, 1º de Bachillerato. Fue entonces cuando me dijo que yo le gustaba mucho. 1 de Septiembre de 2011. Nuestra fecha clave.
Y así, sin darnos cuenta, ya llevábamos casi 2 años juntos. 

Quería seguir pensando en él, pero los párpados se me caían, tenía una siesta pendiente, a si que enamorada hasta la trancas, caí en un profundo sueño.

                                                        ---------------

¿ Sería esto verdad ? ¿ Realmente aquella oportunidad era para mí ? Era increíble. Hacer de fotógrafo para el periódico New York Times durante 2 meses.Cuando Antonio me lo dijo casi me desmayo.

- Necesitan a alguien joven, de entre 20 y 30 años. Y me han pedido que recomendase a alguien. A si que he pensado en ti Raúl, serías perfecto.
- ¿ Y por qué a mí ?
- ¿ Cómo ? ¿ No quieres ir ?
- ¡ Estoy deseándolo ! Pero, me gustaría saber, porque me has dicho a mí. Que me ves de especial.
- Jajaja, o sea que te referías a eso. Pues bien, yo creo que eres muy trabajador, responsable y además haces unas fotografías impresionantes. Te mereces esta oportunidad.
- Estoy tremendamente agradecido contigo Antonio, te lo debo todo. Tú fuiste el que me enseñó los primeros pasos en la fotografía hasta la actualidad y aunque ya no me des clases tus consejos son muy valiosos para mí.
- Raúl eres un alumno excelente. Pero recuerda, son sólo 2 meses los que te necesitan. Saldrás el Viernes que viene, ya tengo los billetes de avión preparados.
- ¿ Y si no llego a aceptar ? ¿ Qué hacías con los billetes ?
- Los saqué antes porque daba por sentado que no dejarías escapar una oportunidad como esta.
- Como me conoces.


Y después de explicarme como sería mi viaje detalladamente, recogimos las tazas de café y las galletas. Cogí la chaqueta y el móvil, y me acompañó hasta la puerta.

- Muchísima suerte Raúl, ya me llamarás cuando estés allí, para ver que te dicen.
- Gracias Antonio, de verdad, te debo una bien grande.

Y nos dimos un fuerte apretón de manos como despedida.

Opté por bajar las escaleras, así haría un poco de ejercicio. Realmente estaba muy emocionado, fotógrafo de periódico, además no de uno cualquiera, ¡Del New York Times! era todo un acontecimiento.

Aunque, debería repasar mi inglés, ya que lo tengo un poco olvidado.
Pero eso era lo de menos.
Nueva York, Nueva York, Nueva York.

¡Qué ganas! me pregunto que me mandarán de trabajo. Tal vez fotografiar algún apretón de manos de políticos, con sus sonrisas falsas, tal vez hacer un reportaje de una pasarela de moda...muchas posibilidades.

Salí del edificio y esperé en la acera, para parar a algún taxi que viese. Tenía ganas de saltar, gritar, reír... pero no quería montar el espectáculo en la calle, a si que me conformé con aquella sonrisa de lado a lado que se había dibujado en mi cara. 

Fue entonces cuando recordé lo que me había encontrado en el bolsillo aquella mañana.
Quien mejor que María para contarle mi gran noticia.
A si que saqué el móvil y marqué su número.

Primer bip.
Segundo bip.
Tercer bip.
Y al fin responde.

viernes, 30 de marzo de 2012

~Capítulo 2~ No dejo de pensar en ti.

Patio del Santa Clara, 11:05.
- Y así transcurrió todo...realmente Rodrigo es un chico encantador...cada día me gusta más.
- Que suerte que tienes Luci, todas queremos un Rodrigo para nosotras. - Contestó sonriente Blanca.
- ¡Bah! A mi me gustan más movidos, más fiesteros, más enrollados. - Respondió Vanessa.
- Pues a mi me parece que Rodrigo es un chico único. - Exclamó sonriente Lorena.
- ¡Ehehehehe! Que es mío y sólo mío, no os hagáis ilusiones. - Bromeé.
- ¿ Y tú Rocío ? ¿ Qué piensas del chico ?
- Si bueno... es majo, simpático...
- ¿ Majo y simpático ? Venga... que estamos en confianza.
- Pues eso es lo que pienso.
- Alguna cosa más se te pasará por la cabeza de él.
- ¡He dicho que no! Estás hoy muy pesada.
- Vale, ya veo que no nos quieres contar. Dejémoslo. - Cortó tajante Vanessa.


Veinte minutos antes.
Al acabar la clase de Naturales, vi como mis amigas se abalanzaron sobre mí, y me empezaron a hacer un interrogatorio. Como si fuese la acusada y ellas las policías.
- ¿ Dónde estuvisteis ?
- ¿ Que hicisteis ?
- ¿ Te invitó a tomar algo ?
- ¿ Os lo pasásteis bien ?
- ¿ Hasta que hora os quedásteis ?
Yo me intenté calmar, e ir respondiendo a todas sus preguntas, pero me parecía imposible. Definitivamente mis amigas estaban muy alteradas con este tema.
- ¡Relajaros ya! A ver, os voy a hacer un resumen:
Me fue a recoger a casa, como siempre puntual, y antes de que pudiera hacer nada me cogió en brazos y me susurró al oído que íbamos a ir a un lugar muy especial.
Yo le empecé a preguntar, pero se negó a responderme.
Después de un tiempo andando, llegamos al Retiro y me llevó por un camino por el que nunca había ido.
Me sentó en la hierba, estaba algo mojada y me preguntó por la hora, las ocho respondí.
La curiosidad me estaba matando, ¿ qué pretendía ?
Sacó mi iPod del bolso, se puso el casco izquierdo y a mí me entregó el derecho y empezó a sonar Paradise de Coldplay.

When she was just a girl,
She expected the world,
But it flew away from her reach,
So she ran away in her sleep. 


Y entonces lo ví, miré hacia el horizonte, una preciosa puesta de sol. Increíble, sabía la hora exacta en la que se podía ver aquello y me había traído para que disfrutásemos de aquello juntos.

- Cariño, esto es... Precioso.
- Lo sé, por eso te he traído aquí, porque sé que te encantan las puestas de sol.
- No sé que decirte... no tengo palabras.
- No hace falta que digas nada. 


Y nos fundimos en un apasionado beso, que hizo que recordase aquella tarde, para el resto
de mi vida. 


- Cursi.
- Detallista.
- Empalagoso.
- Encantador.
- Perfecto.



Mis amigas no paraban de comentar, tenían diferentes opiniones, me dí cuenta entonces...de lo distintas que eran... pero aún así formábamos un buen equipo.
Lorena tenía el pelo castaño, llevaba unas mechas rubias muy llamativas, era de estatura media, y tenía los ojos marrones. Era lanzada, decidida, y no se cortaba en decir las cosas.
Luego estaba Rocío, era todo lo contrario a Lorena, pelo negro azabache, ojos pequeños, más bien bajita... Era súper tímida, casi no participaba en nuestras conversaciones, pero era un pilar importante en nuestra amistad.
A continuación teníamos a Vanessa : Era una neoyorquina que se vino a Madrid a los 6 años,y claro, ahora hablaba a la perfección el inglés y el español. Bajita, encantadora, simpática, y buena amiga. Era una experta en tocar el piano.

Y por último estaba Blanca. Era una chica muy habladora, divertida, alegre, siempre estaba haciendo bromas. Era una alocada, y se atrevía con todo. Hasta una vez se tiñó el pelo de azul, por eso ahora tenía el mote de " Pitufa ". Alta, morena y una perfecta dibujante.


<< Ding, Dong, Dang >> 


El timbre nos anunció que el recreo había terminado. Nos levantamos del banco y volvimos a entrar al instituto. Nos esperaba una larga clase de Sociales.


                                                       --------------


Y los días pasaron volando. Tres días después.
No. No. No. No. ¡Bah! Ningún programa merecía la pena aquella mañana. Apagué la televisión y fui a prepararme el desayuno. Aquella mañana tomaría dos tostadas y un buen tazón de café.
De fondo sonaba " Depende de ti " del Sueño de Morfeo.
No quería perder más tiempo a si que cuando acabé de desayunar me fui a vestir. Me lavé los dientes y fui a mi habitación.
En la mesa estaba mi cámara, al verla me vino la imagen de María a la cabeza. Tenía ganas
de volver a verla. Pero no sabía ni su dirección ni su número de teléfono.
Aquella tarde que estuve con ella me sentí libre, con confianza, alegre. Y eso que nos conocíamos desde hacía apenas unas horas. Aun así, parecía que éramos amigos de toda la vida. Y eso, no me pasaba con muchas personas, concretando, nunca lo había sentido con nadie. Cada vez que la recordaba no podía evitar sonreír como un tonto.
Surgió entonces mi pregunta : ¿ Sería ella mi alma gemela ? ¿ Me estaría enamorando ?


<< Bip, bip >>


Aquel mensaje me devolvió a la realidad. Fui hasta el sofá y cogí el iPhone. Era un mensaje de Antonio, mi antiguo profesor de fotografía. Quería que fuese a su estudio cuanto antes porque tenía una gran noticia para mí.
Le respondí que enseguida iría para allá. Eché una última ojeada a mi piso, para ver que todo estuviese Ok. Me puse la chaqueta y salí a ver que aventura me tenía preparada.
Hacía un día buenísimo, unos 27º grados por lo menos. Demasiado para mí por lo que me tuve que quitar la chaqueta. Cuando me la colgué del brazo, para mi sorpresa, calló del bolsillo un pequeño papel. Lo cogí y me volvió a salir esa sonrisa tonta. María me había metido su número sin que yo me enterase. Aquella chica era increíble.

Y con los nervios a flor de piel y más feliz que nunca, cogí el taxi que me llevaría hasta Antonio. Sí, definitivamente estaba enamorado.

miércoles, 28 de marzo de 2012

~Capítulo 1~ El comienzo de todo.

7:30, Lunes, Un bonito amanecer veraniego.
Abrí los ojos con lentitud, la luz impedía que los abriese del todo. ¿Un momento? ¿La luz? ¡Ya había amanecido! ... Maldita sea ... ¿Qué hora sería?
No lo dudé y me levanté rápidamente, miré el iPod ... ¡Las 7:30!
Iba a volver a llegar tarde al instituto otra mañana más.
Cogí lo primero que vi en el armario, me vestí y bajé a toda prisa a la cocina. No... no me daba tiempo a desayunar...
Me colgué la mochila a la espalda y salí lo más rápido posible.
Como toda las mañanas saludé al portero de la urbanización y me quedé en la parada de autobús, esperando que hoy apareciese pronto.


                                                          --------------


En ese mismo instante, en otra parte de Madrid.
La cámara, el trípode, los objetivos, la funda...
Bien, no se me olvidaba nada. Tenía que tener todo preparado.
Era mi primer trabajo como fotógrafo profesional y quería que todo saliese perfecto.
Sí... aquello realmente me gustaba mucho, era como un sueño hecho realidad, fotografiar y además recibir dinero a cambio.
Cogí las tarjetitas que yo mismo había hecho:
<< Raúl Hernández García, fotógrafo de bodas, comuniones, cumpleaños...o cualquier otro evento especial >> y a continuación mi número de móvil.
Me guardé el iPhone en el bolsillo y cerré las puertas de mi encantador piso en la Gran Vía. Hoy iba a ser un buen comienzo.


                                                          --------------


Instituto Santa Clara, 8:20 de la mañana.
Mientras entraba apresuradamente al instituto, oí en la lejanía que alguien gritaba mi nombre.
- ¡ Lucía, Lucía !
Me dí la vuelta, y vi que era Lorena.
- ¡ Lorena, que alegría ! Nos damos un abrazo y dos besos.
- ¿ Cómo te ha ido el fin de semana ?
- Genial, tengo que contarte un montón de cosas.
- Pues ahórratelas para la clase de Biología, ¿ entramos ?
Y acto seguido subimos las escaleras camino a nuestra clase, entramos y con un " Buenos días, perdón por el retraso " nos sentamos en nuestros sitios mientras la puerta de 2º de Bachillerato C se cerraba a nuestras espaldas.
-Señorita Lucía Martínez, ¿ puede bajar de su nube y atender en clase ? Estos días está usted muy dispersa en mis clases.
Mostré una mueca de fastidio y me volví hacia atrás.
Allí estaban Lorena, Vanessa, Blanca y Rocío mis 4 mejores amigas, no desde toda la vida, 
pero con ellas aprendí que el tiempo que llevásemos juntas era lo de menos.
Me miraban con una sonrisa burlona, y sólo con eso ya sabía que querían, estaban ansiosas
de que las contase mi fin de semana con Rodrigo, el amor de mi vida.

- Ya os he dicho que no pasó nada fuera de lo normal.
- ¡ Pero queremos saber detalles ! - Justificó Vanessa
- ¡ Eso ! Somos tus amigas ¿ no ? tenemos derecho a saber tu intimidad. - Soltó Lorena acompañado de una carcajada que llamó la atención del profesor.
- Señorita García, los marujeos y risas los deja para el recreo. Bien, continuemos...
- Pues eso, que ya nos estás contando cuando acabe Biología. - Sentenció Blanca.

Miré el reloj y calculé que quedarían alrededor de unos 20 minutos, bueno, no tenía más remedio que callar y aguantar un rato más los discursos sobre el sistema nervioso.     


                                                      --------------

- Que pase el siguiente, por favor.
- Hola, creo que me toca a mí.
- Voy a ver en la lista, ¿ María González ?
- La misma.
- Bien, vamos a ver que modelo de fotos estás hecha.
- Prometo no defraudarte. -Dijo guiñando un ojo.

Entramos en la sala de fotografía y puse el fondo blanco habitual. Cogí el modelo adecuado de objetivo y añadí un flash más grande a mi réflex.
- Un poco más a la derecha, sí eso es, perfecto... Click.
Y ahora con cara pensativa, Click.
Vale, creo que ya tenemos suficientes, han quedado genial.
- ¿En serio? ¡ Cuánto me alegro ! Eres un fotógrafo increíble Raúl.
- Y tú una modelo muy buena María.
- Jajaja, bueno no exageres. Me lo he pasado muy bien. ¿ Cuánto te debo por las fotos ?
- Depende, 70 euros es la tarifa normal, pero si te vienes a tomar un café conmigo te saldrá por la mitad. ¿ Qué me dices ? - Dije sonriendo.
- Creo que prefiero la segunda. ¿ Nos vamos ?
Respondí con un ligero " Sí " y entramos a un Starbucks que había en la acera de enfrente. Pagamos nuestros dos cafés Latte y nos sentamos en una mesa que daba a la calle.
- A si que las fotografías son para una prueba de modelos ¿ no ?
- Exacto. Es esta semana y tengo que enviar las fotos lo más pronto posible.
De repente empieza a sonar " Turn me On " de David Guetta en el bolso de ella.
- Perdona, tengo que cogerlo. ¿ Espérame vale ?
- De aquí no me muevo.
Saqué mi Canon réflex y me puse a ver las fotos de hoy.
María era una chica realmente guapa : Rubia, alta, ojos color miel, sonrisa perfecta, buen estilo, simpática... lo tenía todo.
Harían buena pareja, él mide 1,83, su pelo adquiría un color más bien castaño, sus ojos eran marrones, la mayoría de las veces vestía con vaqueros y una camiseta, era muy atractivo pero no era de esos que se lo tenían creído, era un poco tímido y sobre todo, un soñador.

Su pasión por la fotografía la tenía desde pequeño, pero mediante iban pasando los años se hacía más y más grande, fue entonces cuando decidió dedicarse a ello. Aunque también tenía un Plan B por si con lo de las fotos, no podía ganarse la vida. Decidió estudiar magisterio ya que le encantaba impartir clase.
 Pero no llegó a ejercer de profesor, la fotografía se cruzó en su destino antes.
- Bueno ya estoy aquí, una llamada del trabajo.
- Ahhh bueno... estaba viendo las fotos, han salido genial, ¿ quieres verlas ?
- ¿ Qué pregunta es esa ? ¡ Por supuesto que quiero !
Le pasé la cámara y me quedé mirando como en cada fotografía que veía se le dibujaba una sonrisa en la cara, aquella chica era muy expresiva.
- ¡ Guau ! Son increíbles.
- Muchas gracias. María, me encantaría estar toda la mañana contigo, pero debo irme.
- No te preocupes, yo también tengo que irme.
No sabían como despedirse hasta que definitivamente ella le dio dos besos y cuidadosamente le metió su número de móvil en el bolsillo de la chaqueta.
- Espero volver a verte pronto Raúl.
- No dudes en que volveremos a vernos. ¡ Hasta luego !
Y desaparecieron con aquel agradable olor a café, sin saber que a partir de ese momento, su vida cambiaría totalmente.