lunes, 7 de mayo de 2012

~Capítulo 5~Un gran cambio.

Dos besos a mi madre y un abrazo. Un enérgico apretón de manos a mi padre.
En la mesa, ya estaba preparada la merienda, compuesta por el té y las galletas, como yo intuí. Siempre ponía lo mismo cuando iba de visita a casa.
Les miré detenidamente unos segundos. Mi madre estaba súper alegre como siempre, se había arreglado como de costumbre e incluso parecía más jóven.
En cambio mi padre tenía un rostro más bien serio, se le notaba un poco nervioso porque no dejaba de frotarse las manos, yo diría que algo le agobiaba, a si que como buen hijo me interesé por él.

- ¿ Qué tal estáis los dos ?
- Estamos bien Raúl. Estás hecho un hombre, te veo muy mayor. - Dijo mi madre.
- Es que el tiempo pasa mamá.
- Tienes que contarnos con todo detalle lo de Nueva York. ¿ Nos sentamos ?

Ocupamos 3 sillas del comedor, me di cuenta entonces que había una más. ¿ Desde cuándo tenemos 4 sillas ? Eso era nuevo. Mi madre siempre me decía que sólo sacábamos las sillas necesarias para ganar espacio. Decidí pasarlo por alto.
Me serví el té y cogí dos galletas del paquete, las probé, seguían tan buenas como siempre.

- Mamá, están riquísimas. Siempre te salen de rechupete. 
- Gracias hijo, aunque esta vez, tu padre me ha ayudado a hacer la masa.
- No digas bobadas Andrea, que el mérito es tuyo.
- ¿ Andrea ? Vaya, hacía tiempo que no me llamabas por mi nombre de pila, I-v-á-n.
- Jajaja. ¿ Estás hoy picona conmigo no ?- Exclamó divertido mi padre.
- El primero que me has picado eres tú, perdona.

Vale, ahora estaba realmente preocupado. Mis padres se estaban comportando como dos quinceañeros enamorados delante mía. ¿ Qué les pasaba ? Nunca estaban así, ni mucho menos. Me estaba asustando de verdad.

- ¿ Hola ? Que sigo aquí eh.
- Perdona hijo, es que, estamos algo nerviosos, tenemos que decirte algo muy importante, y no sabemos cómo.

Mi madre cambió totalmente de expresión, y puso una cara más seria.
Tenía razón, algo escondían. Tragué saliva y esperé la respuesta.

- Raúl, hemos adoptado a una niña.
- Se llama Elena, tiene 7 años y está deseando conocer a su " hermano mayor ".

La noticia me dejó totalmente anonadado. No sabía como reaccionar, ¡ habían adoptado a una niña sin ni siquiera decírmelo antes ! me quedé paralizado, tanto que mi padre me miró con cara de preocupación.

- Hijo, ¿ estás bien ?
- ¿ Qué si estoy bien ? ¿ Tú que crees ? ¿ Por qué no me habíais contando nada ? ¡ Soy vuestro hijo, tengo derecho a saber si voy a tener una nueva " hermana " !
Estaba realmente alterado, y mi tono de voz era bastante elevado.

- ¿ A qué esperabais a decírmelo ? 
- Bueno, pensamos que decírtelo antes de adoptarla sería una mala idea. No sabíamos como ibas a reaccionar y a lo mejor te enfadas con nosotros.
Me iba a tirar de los pelos, ¿ qué me iba a enfadar con ellos ? yo ya era bastante maduro como para ponerme celoso de una nueva " hermana ", es más, estaba encantado con la idea, pero mi madre me trataba como a un niño de 10 años y eso me desesperaba.

- ¡ No soy un niño pequeño, y me tratáis como tal !
- Tranquilízate cariño, te lo pensábamos decir hoy, cuando vieneses a pasar la tarde.
No aguantaba más, me levanté de la mesa bruscamente y fui a recoger mis cosas para marcharme de allí.
Recorrí el pasillo casi corriendo, abrí el armario con un golpe muy fuerte, cogí con rabia mi chaqueta y mi bandolera.
Pero, justo antes de que pudiese abrir la puerta para irme, alguien me detuvo. Me había cogido de la mano y no me quería soltar. Me dí la vuelta y observé a una preciosa niña que entre sollozos me dijo :


- No te marches por favor, he estado esperando mucho para conocerte y al fin has venido.


                                                       --------------

La espera se me hacía eterna, aunque lo peor ya había pasado, ya nos llegábamos a la mitad de la fila. Se me hacía más ameno teniendo a Rodrigo haciéndome reír.

- ¿ Y qué le vas a decir cuándo llegues ?
- Pues que no tengo el libro, pero que quiero que me dé un autógrafo.
- Amor, no tenemos ni papel ni bolígrafo.
- ¡ Ostras ! Es verdad. Voy a ver si en Atención al Cliente o así consigo alguno.
- No, tú no te muevas de aquí, que ya voy yo.
- Vale, te espero.

Nos dimos un beso rápido y se fue por las escaleras mecánicas. Yo me quedé allí, nerviosa, mira que no enterarme de que firmaba hoy aquí, ¿ cómo se me había podido olvidar ? tanto examen, tanta rutina, tenía la cabeza en otra parte.

Ya llevaba 15 minutos esperando y Rodrigo no venía, y ya sólo tenía a 6 delante mía. No sabía si darle un toque al móvil para que viniese o esperarle. Entre tanto no pude pensar la respuesta porque de repente me empujaron hacia delante, de tal forma que casi no beso el suelo. Miré para ver quién había sido, y me crucé con la mirada de una chica rubia con los ojos color miel, que se reía con sorna en mis narices.

- Ve con un poco más de cuidado ¿ no ?
- La que tendrías que ir con más cuidado eres tú bonita, que te pones en medio.
- ¿ Perdona ? Pero creo que has sido tú la que me ha empujado, si no recuerdo mal.
- Si no me dejabas pasar, que quieres que hiciese. Además tengo bastante prisa.
- Pues, podrías ir como una persona normal, y por lo menos pedirme perdón.
- Ese no es mi estilo guapa.
- ¿ Pero tú de que vas ? ¡ Si ni siquiera te conozco como para que me hables así !
- Que sí, que sí lo que tú digas. No te alteres y ábreme paso anda.

Me dio un golpe con la mano en el hombro haciendo un gesto para que me apartarse, y eso si que me enfadó de verdad.

Empezaba a perder los nervios, desde luego, modales no tenía, me daban ganas de gritarla cuatro cosas. Mantén la calma, mantén la calma, ante todo hay que ser civilizada en la vida. Conté hasta 10 como Blanca me había enseñado para tranquilizarme. Habíamos armado tanto jaleo que todos los de la fila nos estaban mirando, espectantes, para ver como acabaría la discusión. 

- Te dejaré pasar, si te disculpas, por haber sido tan borde conmigo.
- ¡ No tengo tiempo para idioteces como ésta ! A si que ya te vas apartando.
- He dicho que no, ya sabes lo que tienes que hacer para pasar.

Y entonces no me dio tiempo a reaccionar, su mano fue directa hacia mi mejilla y me dio tal golpe que me hizo tambalearme. Notaba como me ardía de dolor la parte derecha de la cara y como acto reflejo me toqué en la zona golpeada. Sin más reparos y llena de rabia la cogí de su cabello rubio y tiré con todas mis fuerzas. Las dos soltamos un potente grito, y a continuación se tiró hacia mí y me empezó a ahogarme, estaba fuera de control, y tenía tanta fuerza que yo no podía moverme. Esto hizo que los demás corrieran a separarnos.

Me cogieron por detrás, sujetándome y alguien me sacó de aquel círculo de combate. Empecé a llorar sin poder controlarme y volví a mirar hacia mi agresora, sus ojos miel se habían convertido en los de una fiera con ganas de rematar a su presa. La sujetaban entre 2 personas y no paraba de forcejear.

En este instante deseaba que Rodrigo apareciese de una maldita vez, le necesitaba aquí a mi lado.

- Cálmate, ya no te va a hacer más daño. ¿ Te encuentras bien ?

No puede ser, la persona que me había sacado de la pelea era el mismísimo Francisco de Paula, que había estado sentado a mi lado. Yo no me había dado cuenta hasta ahora. El pobre, al ver el alboroto que se había formado iría a ver que pasaba.

- Sí, ya estoy mejor gracias. Siento haber arruinado tu sesión de firmas.
- No importa, ahora se pondrá en marcha otra vez. Lo importante es que no ha pasado nada grave. Ven, te pondré hielo en la cara para que baje la inflamación.

Nos levantamos y me llevó hasta una zona donde tenían un pequeño botiquín y unos hielos.
Los envolvió en unos bolsita y me los puso en la zona de la herida.

- Esto calma bastante ¿ verdad ?
- Es un gran alivio sí. De verdad, estoy muy agradecida contigo.
- Es lo que cualquiera hubiese hecho.
- Bueno, tengo que encontrar a mi novio que ahora mismo no tengo ni idea de dónde ha ido a parar a por el bolígrafo para tu firma.
- ¡ Eh ! No te preocupes por eso.

Sacó un folio blanco de su carpeta y cogió un bolígrafo de su mesa. Escribió hasta dejar el folio entero relleno y me lo entregó.

- Toma, aquí tienes, pero una cosa te pido, no lo leas hasta que no llegues a casa, allí reflexionarás mejor sobre lo que pongo.

Le miré como diciendo " ¿ No es sólo una dedicatoria lo que me has escrito ? ¿ Qué tiene de especial para que tenga que reflexionar sobre ella ? "
Al final me decidí y le cogí el folio dándoles las gracias. Nos despedimos y me encontré de frente a Rodrigo, que acababa de llegar.

- Pero, pero, pero ¡ qué ha pasado ! ¡ tienes la cara rojísima ! ¿¡ Te ha pegado alguien ?!

No pude más a si que me lancé a sus brazos para que me consolara. Las lágrimas me saltaron otra vez, no sé si por el tremendo dolor o por el mal momento que me había hecho pasar esta chica. Él no hacía más que preguntarme, pero yo le dije que luego se lo contaría, que se limitara a abrazarme.

Así estuvimos durante 5 minutos, yo tenía los ojos cerrados, y aunque todos nos estaban mirando a mí me daba igual. Me sentía realmente bien a su lado.
Nos separamos y le dije que fuésemos afuera para que le contase todo con más calma. Me cogió de la mano y me guió hasta un banco de la calle. Allí empecé a contarle lo que pasó. No deseaba volver a ver a esa chica jamás. Nunca.

Lo que yo no sabía, es que algo nos uniría dentro de un tiempo.

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